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La bóveda Para comprenderlo es necesario asimismo comprender exactamente cuáles
durante la limpieza son las características de la técnica del fresco. Técnicas semejantes tienen
remotísimos orígenes, pero fueron los romanos quienes experimentaron por
primera vez el procedimiento que aún hoy se utiliza. Con la técnica que Vasari
llamaba “buen fresco”, los pintores extienden el color rápidamente sobre el
enlucido todavía húmedo (fresco). Al secarse, el color queda absorbido y penetra
en el enlucido y, al mismo tiempo, el hidróxido de calcio presente en el él sube
a la superficie combinándose con el anhídrido carbónico presente en el aire
(producido por la respiración de los seres vivientes, humanos y animales) y forma
un velo de carbonato de calcio que engloba el color y lo fija para siempre. Es una
técnica maravillosa que mantiene los colores casi eternamente: pensemos en
los frescos de Pompeya. El problema es que los retoques de perfeccionamiento
necesarios para ligar las distintas partes del fresco pintadas en momentos
sucesivos (las llamadas ‘jornadas’ que no son una unidad de tiempo sino de
superficie), se deben realizar ‘en seco’ y Miguel Ángel en esto no podía hacer una
excepción. Para una parte de la crítica, una limpieza demasiado a fondo habría
podido eliminar todos los toques de perfeccionamiento añadidos. El profesor
James Beck, por ejemplo, de la prestigiosa Columbia University de New York era
de esta opinión. Recuerdo las polémicas desencadenadas en Estados Unidos
y las manifestaciones de algunas personas mal informadas, ante la Embajada
italiana en Washington con pancartas cuyo tenor era: “¡Alto a la destrucción de
los frescos de Miguel Ángel!”. Para bloquear estas absurdas polémicas, como
historiador oficial de la Embajada estadounidense en Roma, me invitaron a ver
de cerca las obras de limpieza. Acepté con entusiasmo, acompañando más de
una vez a los distintos embajadores de Estados Unidos que en ese largo período
fueron nombrados para la sede de Roma. El espléndido equipo formado por
los profesores Colalucci, Mancinelli y Gabrielli nos mostró la técnica aplicada,
dictada por la experiencia, la experiencia profesional y el amor hacia el arte de los
competentísimos técnicos que estaban realizando este trabajo.
Después de aplicar una solución acuosa de amonio carbonato al 25%, para
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