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Miguel Ángel, Creación de Adán es el fresco más famoso en todo el mundo. Da gusto ver en la
bóveda de la Capilla Sixtina, Capilla Sixtina visitantes procedentes de todos los lugares, por lejanos que sean,
Pecado Original y de todas la religiones y culturas, que lo reconocen inmediatamente e indican con
Expulsión del Paraíso Terrenal entusiasmo. Sobre el fondo del cielo, por un lado la poderosa figura del Creador
con su Corte Angélica, y del otro Adán, desnudo e inerte, de una anatomía
perfecta. La mano del primer hombre acabado de crear y yacente, todavía sin
fuerzas, espera confiadamente la chispa invisible che emanará del dedo de Dios.
Se han hecho millones de descripciones sobre estos dos figuras maravillosas,
pero aun así ninguna de ellas ha logrado expresar el sentido de confianza que hay
en uno y el inmenso amor que hay en el otro.
Vale la pena detenerse por unos minutos y contemplar cómo el genio de Miguel
Ángel concibió el primer instante en que naciera la Humanidad.
Asimismo son hermosísimas las escenas del Pecado Original y la Expulsión del
Paraíso Terrenal. Una higuera divide la escena en dos sectores, su follaje hace
que sea fresca y serena sólo la parte izquierda del fresco, o sea el Edén.
Adán y Eva se encuentran bucólicamente sentados debajo del árbol de la ciencia.
El diablo tentador, con cuerpo de mujer, ofrece la fruta prohibida a Eva. Adán,
alejándose de la narración del Génesis, coge por su cuenta el fruto, directamente
de la planta. La reacción divina es inmediata, el ángel guardián del Edén, con su
espada, expulsa del Paraíso Terrenal a los antepasados. Eva, asustada, busca
amparo colocándose detrás de Adán y ambos se muestran envejecidos, se ven
solos, desnudos y desesperados en un páramo: ¡han desobedecido al Señor!
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