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Vista Interior de la basílica
de la cúpula, interna Entrando por primera vez en la majestuosa basílica es normal que nos
dejemos escapar una exclamación de asombro: estamos ante la más grande y
maravillosa iglesia del mundo. Su tamaño es enorme.
El Baldaquino de bronce en el centro de la nave, mide, incluyendo la cruz, 29
metros de altura, casi cuanto un edificio de diez pisos. Es una obra maestra de
Bernini y de Borromini concebida cuando los dos artistas tenían 25 y 24 años
respectivamente.
De Bernini son la idea y el proyecto original, de Borromini todos los diseños
para su realización y la parte superior. A pesar de que se trata de la obra
de bronce más grande y más pesada existente en el mundo, las columnas
en espiral creadas por Bernini y el dosel de Borromini logran darle una línea
ágil. El Baldaquino fue ideado como ornamento para el Altar Papal puesto
exactamente sobre la tumba del Primer Pontífice, el Apóstol Pedro. También el
altar mayor o Altar de la Cátedra, es de Bernini. La colosal obra de bronce, que
pesa más de 121 toneladas, representa el Trono de Pedro, la Cátedra Pontificia.
La inmensa cúpula de Miguel Ángel se apoya en los poderosos arcos creados
por Bramante. Tiene un diámetro de 42,56 metros y es la más amplia cúpula
del mundo hecha en ladrillo. Sólo la cúpula del Panteón, en cemento, con un
diámetro de 43,30 metros, la sobrepasa en anchura. En el interior –hasta
el cupulino de la linterna– mide 120 metros de altura (como un edificio
de cuarenta pisos). La decoran unos mosaicos realizados en 1605 sobre
cartones de Cavalier d’Arpino.
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